En la actualidad, al igual que en el pasado, el aspecto principal en el que se basan las relaciones entre los seres humanos es un complejo sistema de premios y de castigos. Que este aspecto sea el principal es la mejor muestra de cual es el nivel de conciencia mayoritario. La evolución de los premios y de los castigos, nos muestra la evolución de los nivel de conciencia mayoritarios.
Hay quien son más partidarios de los premios y quienes son más partidarios de los castigos, y esto no sólo muestra el nivel de conciencia de quienes premian y de quienes castigan, sino el nivel de conciencia de los premiados y de los castigados. A nivel político, cuanto más se recurre a los premios más democrático es el sistema, y cuanto más se recurre a los castigos, más autoritario es el sistema. Sin embargo, conviene tenener en cuenta que para la convivencia en paz, o para el respeto a los derechos y libertades generales, unas veces son más eficaces los premios, y otras veces sólo queda el recurso de los castigos.
El que premia, unas veces busca ejercer un poder sobre el premiado, otras veces espera una recompensa por parte del premiado, e incluso una recompensa por parte de la sociedad. En todos los casos procura premiar con lo que el premiado más aprecia.
El que castiga sólo busca ejercer un poder sobre el castigado, y al hacerlo procura castigar con aquello que más le duela al castigado.
Cada persona prefiere unos premios concretos y teme a unos castigos concretos, y esto es una buena muestra de su nivel de conciencia. Este nivel de conciencia también nos muestra lo que hace cada persona para conseguir los premios y para evitar los castigos.
Cada uno de nosotros reacciona a su manera, tanto cuando premia y castiga, como cuando es premiado y castigado. Cada uno de nosotros tiene sus creencias sobre los premios y los castigos. Quien se libera de buscar culpas y justificaciones, entenderá cual es su nivel de conciencia, y si no se libera, tambié eso será una muestra de su nivel de conciencia.
Los premios y los castigos son dos de las bases de todo sistema de poder. La tercera base es convencer. Convencer a alguien significa hacerle cambiar de creencias, y los mejores argumentos para ello siempre son las promesas de facilitarle los caminos para alcanzar los premios y para evitarle los castigos.
Como vemos, el poder es el principal aspecto de las relaciones entre los seres humanos, y esto refleja fielmente los niveles de conciencia mayoritarios, y lo podemos ver por igual en el mundo social y en el mundo espiritual, aunque en el mundo social tener poder sea el principal objetivo y en el mundo espiritual, el objetivo final sea liberarse de todo tipo de poder, tanto del ajeno, como del poder de nuestros propios deseos y creencias.
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