El mayor uso de energías que se hace hoy día es el destinado a conseguir los deseos. Teniendo en cuenta el nivel dominante de las conciencias, la consecución de la gran mayoría de los deseos produce un grado u otro de daños, de destrucción, o si se prefiere, podríamos decir que algo empeora o algo se rompe.
Una parte de las heridas causadas por la consecución de los deseos son curadas por la Naturaleza, por nosotros mismos y por el fluir natural de las cosas. Pero las heridas más importantes no son curadas y se convierten en serios problemas, en fuentes de dolor.
Solucionar estos problemas, o bien luchar por construir mundos mejores, requiere una grandes pérdidas de energías, y demás, la mayoría de las soluciones que se aplican acaban por provocar nuevos problemas, pues esas soluciones casi nunca son armónicas con el fluir natural de las cosas.
Una tercera pérdida de energías se produce cuando criticamos o condenamos lo que hacen o dicen los demás. Puede que estemos en lo cierto, o puede que exageremos, o puede que nos equivoquemos, pero en cualquier caso la crítica y la condena a los demás hace que al responsabilizarles a ellos de los problemas nosotros nos autojustifiquemos y de esta manera pensemos que quienes tienen que cambiar son los demás, con lo cual nosotros no cambiamos.
Perdemos también muchas energías en discutir, en debatir, en intentar que los demás nos den la razón, y en brillar ante ellos.
Todas estas pérdidas de energía hacen que no nos queden apenas energías para dedicarlas a cultivar nuestra espiritualidad, a elevar nuestra conciencia y a buscar la armonía cono el fluir natural.
Todos queremos una sociedad mejor, pero lo primero que hemos de tener en cuenta es que la sociedad actual es la consecuencia del nivel de conciencia de todos los ciudadanos. En segundo lugar, hemos de tener en cuenta que sólo podemos elevar nuestro propio nivel de conciencia, que no podemos elevar el nivel de conciencia de los demás. Por eso una sociedad mejor, una vida personal mejor, pasan en primer lugar porque aprovechemos al máximo nuestras energías para dedicarlas a nuestro cambio interior.
Parece que lo que más nos cuesta es nuestro propio cambio interior, y seguramente por eso ponemos la mayor parte de nuestras energías en conseguir nuestros deseos de cosas externas a nosotros y en que los demás actúen tal y como nos gusta, pero este camino resulta un fracaso, pues aunque consigamos lo que pretendemos, aumentamos el dolor y los problemas, los nuestros y los de los demás.
En otros tiempos el caballo percherón se usaba sólo trabajar, y por lo tanto era una raza que no tenía prestigio. Hoy se le usa solamente por la carne de sus potros, y sigue sin ser una raza de prestigio.
Hoy, los caballos de prestigio son sobre todo los de carreras.
Por no tener prestigio, este semental percherón pasa su vida pastando tranquilamente.
Por tener prestigio los caballos de carreras están sometidos continuamente a las exigencias del hombre, con lo cual no pueden vivir conforme a su naturaleza.
Qué es mejor: ¿Tener o no tener prestigio? ¿Ser útil o no serlo?
Detalles:
para pensar,
para sentir,
¿nos fijamos en ellos al caminar?
¿nos sirven para cambiar?
Todo está cambiando continuamente, pero casi nadie es consciente del significado de los cambios, casi todo el mundo está pendiente solamente de conseguir sus deseos. Esto es una actitud suicida.
Alta la cumbre,
alta la mirada,
con el cielo y con las nubes
se hermana el alma.
A veces, la poesía ve mejor la realidad que la geología.
No existen dos realidades ni dos niveles de la realidad sino sólo una, esa que tanto nos cuesta ver.
Cuando miramos algo sin prestar mucha atención no vemos los detalles.
Cuando sólo nos fijamos en los detalles no vemos el conjunto.
Sólo cuando miramos con serenidad, sin preferencias, sin prejuicios y sin creencias, podemos ver la totalidad.
Cielo y Montaña,
armónicos y leales amantes,
Padre y Madre
de la blancura natural
de las alturas espirituales.
Con el Sol de la primavera,
alegre el Agua
correrá a raudales,
regará los prados,
regará las huertas,
bailará con los juncos,
navegará por los siete mares,
se sosegará en las playas,
cabalgará en el Aire.
Cielo y Montaña,
Blancura y Nieve.
Luz en el Cielo,
luz en las hojas,
luz en la mirada,
alegría en la conciencia,
energía en el espíritu.
A mi modo de ver, la inteligencia consiste en usar las capacidades del cerebro para conseguir aquello que deseamos. En cuanto a la sabiduría, a mi me parece que consiste en saber que es lo que más nos conviene para ser capaces de liberarnos de las cadenas que crean los deseos. La verdadera sabiduría es intemporal. Así, hace unos 2.400 años, el sabio taoísta Chuang Tse decía:
"Durante el sueño el espíritu del hombre está confuso; durante la vigilia, su cuerpo no está quieto; demasiado enmarañado en su trato con el mundo, que el día entero andan intrigando los unos contra los otros. Hablan para dar largas, o para engañar, o para ocultar sus intentos. Obstínanse en sus opiniones, cual juramentados que resisten y no cejan; dibilítanse como el otoño-invierno, y día a día se van extinguiendo; húndense en la acción, y ya no es posible hacer que vuelvan; y cuanto más viejos, más incapaces de romper sus ligaduras; cerca su espíritu de la muerte, no hay modo de hacer que recobren su energía vital.
Siempre persiguiendo algo, cual galope de corcel, y nadie hay que lo detenga. ¿No es digno de compasión? Pasa la vida entera penando sin provecho alguno; fatígase y padece, y no sabe para qué. ¿Acaso no es digno de lástima? La vida de estas gentes, aun diferente de la muerte, ¿qué sentido tiene?. Agótase poco a poco la forma corpórea del hombre y se va debilitando, y a la par también su espíritu. ¿No es algo sobremodo lamentable? ¿Acaso es así de oscura la vida del hombre?"
Resulta fácil ver como los egos de los demás están prisioneros de las actitudes que lamenta Chuang Tse, sin embargo, ¿Somos capaces de ver a nuestro propio ego cuando es él el prisionero?
La mayoría vivimos en ciudades, las cuales son como desiertos áridos de espiritualidad, habitados solamente por afanes agitados, avisperos ruidosos sin cohesión ni armonía. Necesitamos nuestros propios oasis de serenidad y de interioridad para tomar conciencia de lo que nos rodea y de nuestro propio interior. Serenidad, interioridad y conciencia, he ahí el camino hacia la armonía y hacia la liberación.
Cuando se mira con atención,
lo sencillo siempre
nos revela lo que la agitación
ni se imagina ni ve.
Atentos al detalle,
receptivo el interior.
El pensador taoísta Chuang Tse decía:
"Algunos hombres poseen talento para ser mandarines, otros hay que por su recto proceder pueden servir de ejemplo a toda una comarca, y aun encontrarás quienes por su virtud pueden ganarse la benevolencia de un príncipe y la confianza de un estado entero. Todos ellos se tienen en una alta estima.
Song Rong zi no pudo menos de hacer mofa de ellos. Song Rong zi ni tomaba ánimos de recibir general aplauso, ni se sumía en la tristeza por recibir general oprobio. Sabía asaz de bien fijar los límite que separan el yo interior del mundo externo, y distinguir dónde está la honra y donde el deshonor. ¡Eso era todo lo que sabía hacer! no se afanaba buscando renombre.
Por eso se dice: <<El hombre perfecto no tiene yo, el hombre espiritual no tiene éxito, los grandes sabios no tienen nombre.>>"
Las personas honestas, eficaces a la hora de resolver problemas o de cubrir las necesidades de los demás, y por ello estimadas por todos, están indisolublemente ligadas al mundo de los deseos. Los deseos generan conflictos, y los conflictos generan daños, injusticias, necesidades. Ante esto, el ciudadano siente la necesidad de que alguien se un buen gobernante, necesita personas íntegras que además le resuelvan sus problemas. Además, las enfermedades, las discapacidades y otros problemas que el individuo tiene, también le hacen necesita la ayuda de personas honestas y eficaces. Así, cuando aparecen estas personas se las tiene en alta estima.
Pero también existen las personas que no están dominadas por el mundo de los deseos, las personas espirituales, y para estas personas lo más importante es su libertad y su camino espiritual, personas del tipo de Song Rong zi.
Hoy día la persona espiritual se encuentra con una tensión interior. Por un lado tiene necesidades y siente la necesidad de que alguien cubra esas necesidades, tanto en el ámbito de la sanidad, como en el de los problemas emocionales, o en el de la falta de recursos económicos. Es decir, necesita sentirse querido y en algunas ocasiones necesita que le cuiden, que le resuelvan algún problema.
Pero por otro lado, también necesita sentirse libre para seguir caminando por su camino espiritual, y esto le lleva a intentar no depender de los demás, a liberarse de sus presiones y exigencias, y le lleva también a no interesarse por el prestigio personal, es decir, le lleva al camino de Song Rong zi.
Cada cual siente esta tensión a su manera, cual se relaciona con ella a su manera, cada cual intenta superarla a su manera, y que en realidad no existe otro camino para ello.
Todo es Uno:
Lo que está fuera se refleja dentro.
Es el interior el capta lo que hay fuera.
Así todo nos muestra su ritmo armónico.
¿Por qué buscamos?
Las respuestas pueden ser muchas y cada uno de nosotros tiene las suyas, pero yo creo que deberíamos fijarnos especialmente en una:
* Buscamos porque dentro de nosotros hay ALGO que nos impulsa a buscar.
Nuestra búsqueda nos lleva a aprender, a crecer y a sentirnos más plenos, pero también nos lleva a adquirir creencias equivocadas, a cometer errores y a ser injustos. Sin embargo, lo acertado o equivocado, lo justo o injusto no es lo que debe importarnos, ni tampoco la satisfacción o la insatisfacción. Lo que debería importarnos es que no se debilite ese ALGO INTERIOR que nos impulsa a buscar.
Sólo la búsqueda impulsada por ese ALGO INTERIOR es la que, al acercarnos cada vez más al fondo real de las cosas, nos permitirá reducir nuestras equivocaciones, errores y actitudes injustas.
Sólo esa búsqueda nos permitirá aumentar nuestra sabiduría, nuestra armonía y nuestra liberación, y esto es lo que realmente importa.
Hay corrientes de sabiduría que dicen que lo realmente importante sólo se encuentra cuando NO se busca nada. Estoy de acuerdo, pero alcanzar la etapa de la no-búsqueda, es algo que sólo se alcanza cuando hemos agotado el camino de la búsqueda, no puede alcanzarse antes.
Cuando tenemos el mirar luminoso
y alas en la conciencia,
siempre hay algo que nos sostiene.
