martes, 21 de noviembre de 2017

EGO E INTELIGENCIA



 A mi modo de ver, la inteligencia consiste en usar las capacidades del cerebro para conseguir aquello que deseamos. En cuanto a la sabiduría, a mi me parece que consiste en saber que es lo que más nos conviene para ser capaces de liberarnos de las cadenas que  crean  los deseos. La verdadera sabiduría es intemporal. Así, hace unos 2.400 años, el sabio taoísta Chuang Tse decía:

   "Durante el sueño el espíritu del hombre está confuso; durante la vigilia, su cuerpo no está quieto; demasiado enmarañado en su trato con el mundo, que el día entero andan intrigando los unos contra los otros. Hablan para dar largas, o para engañar, o para ocultar sus intentos. Obstínanse en sus opiniones, cual juramentados que resisten y no cejan; dibilítanse como el otoño-invierno, y día a día se van extinguiendo; húndense en la acción, y ya no es posible hacer que vuelvan; y cuanto más viejos, más incapaces de romper sus ligaduras; cerca su espíritu de la muerte, no hay modo de hacer que recobren su energía vital. 

   Siempre persiguiendo algo, cual galope de corcel, y nadie hay que lo detenga. ¿No es digno de compasión? Pasa la vida entera penando sin provecho alguno; fatígase y padece, y no sabe para qué. ¿Acaso no es digno de lástima? La vida de estas gentes, aun diferente de la muerte, ¿qué sentido tiene?. Agótase poco a poco la forma corpórea del hombre y se va debilitando, y a la par también su espíritu. ¿No es algo sobremodo lamentable? ¿Acaso es así de oscura la vida del hombre?"

   Resulta fácil ver como los egos de los demás están prisioneros de las actitudes que lamenta Chuang Tse, sin embargo, ¿Somos capaces de ver a nuestro propio ego cuando es él el prisionero?

  La mayoría vivimos en ciudades, las cuales son como desiertos áridos de espiritualidad, habitados solamente por afanes agitados, avisperos ruidosos sin cohesión ni armonía. Necesitamos nuestros propios oasis de serenidad y de interioridad para tomar conciencia de lo que nos rodea y de nuestro propio interior. Serenidad, interioridad y conciencia, he ahí el camino hacia la armonía y hacia la liberación.



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