Siempre más allá, caminando en la niebla de las ilusiones y de las creencias, el Hombre va.
Esperando que salga el Sol, la máxima satisfacción, una señal, una sabia revelación, el Hombre va.
No sabe a dónde, no sabe hasta dónde llegará, no sabe cuando, pero el Hombre va.
Va, porque se siente impulsado, porque esa es su naturaleza, y eso le basta aunque no sabe más.
Quiere ir más allá, pero siempre está más acá.
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