Para el pájaro, conseguir alimento es básico y natural, pero en este caso se ha visto obligado a conseguirlo en el marco artificial y complejo creado por el Hombre, un marco que el Hombre ha creado porque lo natural no le ha resultado suficiente para conseguir lo que cree que necesita, ni para conseguir lo que desea.
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Lo básico, y por ello también lo natural, es conseguir placer, evitar el dolor, sentirnos seguros, adquirir conocimientos alcanzar comprensiones. Para ello, la primer opción es recurrir a nuestras capacidades naturales y a medios naturales.
Pero muchas veces no conseguimos el placer que nos resulta suficiente, otras veces no podemos evitar o aceptar el dolor que tememos, otras veces no nos sentimos seguros, y pocas veces alcanzamos a conocer y a comprender lo que creemos que necesitamos.
Ante éstas situaciones surgen las rivalidades y los conflictos por conseguir lo necesario y lo deseado, y surgen las necesidades de conseguir ayudas, y surgen multitud de creencias, las cuales se nos presentan como opciones.
Para vencer en sus luchas y en sus conflictos, y para conseguir lo que considera necesario o bien para conservar lo conseguido, el Hombre recurre a sus capacidades, y surgen así los artificios y las complejidades, pero además, al recurrir a todo ello causamos daños, y así surge la necesidad de establecer unas normas morales y legales para regular las relaciones humanas, normas que añaden más artificio y más complejidad. Además, las diferentes creencias tienen un alto grado de artificio y de complejidad. Y de todo ésto también surgen los trastornos y los desequilibrios y la búsqueda de soluciones para acabar con ellos aún aumenta más los artificios y las complejidades generales.
Para conseguir ayudas surgen las relaciones sociales, surgen los héroes, los magos, los santos, los sabios, y surge la necesidad de recurrir a las fuerzas sobrenaturales. La gran mayoría de los seres humanos recurren a éstas ayudas a través de artificios y de complejidades. Frente a la opción mayoritaria, sólo unos pocos recurren a buscar la aceptación del flujo natural y la armonía.
Dentro del Hombre existe el impulso de alcanzar algo más que lo básico y lo natural, pero las vías para alcanzarlo pasan porque el individuo alcance la serenidad en el marco de una sociedad dominada por los conflictos, por los problemas, y por las contradicciones que nacen y se alimentan de los artificios y de las complejidades.
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Muchas veces, el Hombre y el individuo, quieren conseguir todo lo que desean, y quieren conseguirlo gratis, es decir, sin esfuerzos, sin riesgos, sin tener que cambiar interiormente.
Pero todas esas pretensiones, ni resultan posibles, ni son armónicas, ni son amorosas, ni son morales, ni proporcionan libertad ni sabiduría, y sobre todo, no son necesarias.
Sin embargo, el Hombre y el individuo muchas veces se empeñan en conseguirlo todo intentando eludir el pago de los precios, y así las necesidades son cada vez mayores, y los precios son cada vez más altos.
Cuando el Hombre y el individuo no tienen éstos afanes, los más se resignan, los demás siguen caminos sabios.
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