DAMOS, RECIBIMOS

 

  Todos damos, todos recibimos. 

  Cuando no quedamos satisfechos con la espontaneidad de los intercambios, nos volvemos comerciantes, y vendemos, compramos, y regateamos los precios. 

  ¿Qué hace que estemos satisfechos con la espontaneidad de los intercambios?

 

  ¿Qué hace que pasemos de la espontaneidad de los intercambios al comercio gobernado por la exigencia de los justos precios? 

 ¿Qué hace que unos se nieguen a pagar, que haya quienes todo lo quieran gratis, que haya quienes opten por oprimir, y que también haya quienes opten por robar? 

 Aunque sepamos responder a éstas preguntas, no podremos evitar, pero siempre tendremos libertad para aportar con espontaneidad lo que cultivemos, y siempre habrá otros que harán lo mismo.