La natural sencillez es perfecta.
Cuando queremos conseguir perfecciones a nuestra medida, necesitamos mucha eficacia.
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Cuando tenemos problemas, éstos se deben a lo que tenemos que hacer para conseguir aquello que más valoramos y para mantenerlo. Cuando los problemas no los creamos nosotros, los crean aquellos que quieren conseguir lo que más valoran, y pueden crearlos, porque nosotros, centrados en conseguir lo que más valoramos, no se lo impedimos.
Ante los problemas se nos presentan dos opciones:
*Aumentar la sencillez.
*Aumentar la eficacia.
La sociedad está centrada en aumentar la eficacia, y la mayoría de las personas también. Cuando se descubre una nueva eficacia, todo se vuelven esperanzas y alabanzas hacia ella, y cuando la probamos y funciona, eso nos estimula a desear más cosas, pero al intentar conseguirlas surgen nuevos problemas, y así los problemas se hacen eternos, y las soluciones que intentemos sin aumentar la sencillez, serán ilusiones dolorosas e ineficaces.
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