jueves, 12 de septiembre de 2019

VISIONES DE LIBERTAD




   El viejo profesor comenzó la clase diciendo: 

  -Mientras que la mayoría de los seres humanos en todas las épocas se han dedicado fundamentalmente a conseguir sus deseos, a buscar la manera de salvarse, a conseguir eludir de alguna manera a la muerte, o a aumentar su conocimiento, tanto como una herramienta para conseguir lo deseado como por pura curiosidad, siempre ha habido personas que han centrado su vida en la libertad, y éstas personas han desarrollado varias visiones de la libertad, visiones que podríamos englobar en el campo de las utopías y en el campo de las grandes sabidurías o de la sabiduría descubierta por los grandes sabios. -El viejo profesor hizo una pausa esperando alguna reacción por parte de los alumnos, pero estos se mantuvieron en silencio esperando pasivamente a que el viejo profesor continuara con su explicación, y éste continuó y lo hizo con la siguiente pregunta. 

  -¿Os habéis preguntado por qué han fracasado las utopías centradas en la libertad?

   Unos poco alumnos dieron sus opiniones, pero a los demás les merecieron poco interés, y al viejo profesor ninguna le pareció digna de ser debatida, y así continuó dando pistas:

  -Todos los creadores de utopías dedicaron mucho tiempo y muchas reflexiones a elaborarlas, y eran personas inteligentes que tuvieron en cuenta todos los aspectos, y cuando se examinan atentamente esas utopías se ve que lo que defienden puede ser llevado a la práctica, y de hecho, algunas utopías han despertado las esperanzas de millones de personas. Sin embargo, han fracasado, ¿por qué?. -Esta vez un alumno dijo:

  -Porque el Ser Humano no está a la altura de los grandes pensadores. Los grandes pensadores, los grandes sabios, las grandes sabidurías tradicionales nos han aportado toda la sabiduría que necesitamos para ser libres, pero el Hombre, o la ha despreciado, (y muchas veces incluso la ha perseguido), o no está en condiciones de comprenderla a fondo. Por eso, yo pienso que luchar en defensa de la libertad es algo estéril, algo que no traerá la libertad, creo que la libertad sólo nos la traerá nuestra comprensión profunda de las cosas, esa comprensión que va más allá de la inteligencia, esa comprensión que sólo nos puede dar nuestra conciencia. 

 -Se podría matizar todo eso, y podríamos ilustrarlo con ejemplos, pero creo que eso no aportaría nada a lo que acabas de decir. Sólo añadiré una cosa: El hecho de que existan tantas visiones sabias de la libertad, el hecho de que exista quien haya alcanzado la libertad interior, a mi me dice que la libertad es posible. -Dijo el viejo profesor.

  -Pero el camino para llegar a ella es largo y costoso, ¿No?. -Dijo el mismo alumno. 

  -Si, y lleno de tentaciones de coger atajos falsos y de confundir el horizonte con diversos espejismos de creencias en lo maravilloso y en lo extraordinario, por eso se trata de hacerlo ligeros de equipaje, con pocos conceptos, con pocas agitaciones, sin ilusiones ni esperanzas, es decir, lo más libremente posible. -Concluyó el viejo profesor. 

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                     IGUALDAD Y FRATERNIDAD

¿Qué opinas de la igualdad y de la fraternidad, profesor? -Preguntó una alumna. 

  -Son ideas y sueños muy bellos y muy necesarios. -Contestó el viejo profesor. 

  -Pero por tu forma de responder intuyo que les ves muchos peros. ¿Cuáles son esos peros? -Preguntó la misma alumna. 

  -En realidad se trata de una ecuación muy fácil: Mientras lo más importante sea conseguir lo deseado, inevitablemente surgirán los conflictos. Los conflictos producen luchas, y todas las luchas tienen ganadores y perdedores, y los ganadores imponen sus condiciones y someten a los perdedores, por lo tanto, la igualdad es imposible. Por otra parte, los conflictos producen dolor, destrucción, miedos y odios, y así es imposible que surja la fraternidad, pues la fraternidad es amor, y el amor tiene al deseo, al miedo y a los odios como a unos obstáculos a los que poquísimas veces puede vencer. Además, aunque todos llevamos dentro el verdadero amor, éste nunca emerge debido a la voluntad humana, solamente emerge, florece y da frutos, en ausencia de deseos, de miedos y de odios. 
 -Respondió el viejo profesor. 

  -Pero disponemos de la moralidad, la cual si podemos usar según nuestra voluntad. Así, si a la hora de conseguir los deseos usáramos siempre medios morales aceptados por todos, no se producirían los conflictos, y por lo tanto, sin conflictos, la igualdad y la fraternidad serían posibles. -Replicó la misma alumna. 

  -Si, podemos ser morales a voluntad, y en teoría el uso de la moralidad a la hora de conseguir lo deseado no produciría conflictos, como en un partido de fútbol en el que ningún jugador cometiera ninguna falta. Pero la moralidad presenta muchos problemas. Veamos, en primer lugar está el hecho de que el Universo y la Naturaleza no se guían por principios morales, de esta manera, la moralidad se convierte en un fuerte impedimento para comprender la realidad, y si no se comprende la realidad no se pueden comprender ni evitar las causas de los conflictos. En segundo lugar, cuando el deseo alcanza cierta intensidad casi siempre acaba por vencer a todos los frenos morales. Y en tercer lugar, que la moralidad es el gran argumento que se usa para justificar los deseos y los medios usados para conseguirlos. -Dijo el viejo profesor. 

  -O sea, que todo es muy complejo y que no hay solución para los problemas ni manera de conseguir los sueños bellos y necesarios. 
-Dijo la misma alumna. 

  -En realidad, de lo que se trata es de que todas las creencias dominantes en nuestra sociedad, e incluso la mayoría de las alternativas que existen a esas creencias, surgen del artificio de no aceptar el flujo natural de las cosas y de intentar someter ese flujo a los diferentes deseos y creencias. Esta actitud, inevitablemente crea todo tipo de conflictos, de problemas, de contradicciones, y esos conflictos, esos problemas y esas contradicciones no pueden solucionarse sin escapar a todos los aspectos de ese artificio. -Dijo el viejo profesor. 

   -¿Y cómo escapamos a ese artificio? -Volvió a preguntar la misma alumna. 

  -Pues yo creo que la vía más eficaz es con comprensión profunda y con sencillez en los conceptos, sencillez en la forma de vivir, es decir, reducir el número de conceptos y de aquello que utilizamos en nuestra vida cotidiana. Si el camino hacia la comprensión profunda viene acompañado de muchos y complejos conceptos y medios, nos agitará y esa agitación nublará nuestra visión y hará que nos perdamos en diversos laberintos o que nos desviemos en busca de paraísos o de espejismos. -Concluyó el viejo profesor. 

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