miércoles, 18 de septiembre de 2019
MIEDO
-¿Qué opinas de esta pintada, profesor?
-Primero quiero que opinéis vosotros. -Contestó el viejo profesor.
-Yo creo que sin miedo seríamos libres, creo que eso es lo que pretende decir la pintada. -Dijo uno de los alumnos.
-Pues yo creo que sin miedo seríamos unos tiranos, pues sin miedo a los demás, intentaríamos abusar de ellos, utilizarlos para nuestros fines. -Dijo otra alumna.
-Pues yo creo que estaríamos muertos, y no podríamos ser ni libre ni tiranos. Quien no tiene miedo no puede sobrevivir, el niño que no tiene miedo no llega a joven. -Dijo un tercer alumno.
-Los tres tenéis razón, pues sin miedo se darían esas situaciones que habéis explicado. -Dijo el viejo profesor.
-Si se pueden dar esas situaciones, y tal vez otras, es que las cosas no son tan sencillas como parecen. -Dijo otra alumna.
-Las cosas son más sencillas de lo que parecen, lo que las hace complicadas son las opiniones que tenemos sobre ellas. Así por ejemplo se dice que no hay que tener miedo, que hay que ser valientes, que hay que ser fuertes, que hay que ser virtuosos y morales, pero el individuo se encuentra mucha veces con que tiene miedo, con que no es valiente, con que no es fuerte, con que no es virtuoso, y en realidad nadie le dice como puede ser aquello que se considera como "positivo" y como puede evitar ser aquello que se considera "negativo", pues al individuo se le está diciendo que todo depende de su razón y de su voluntad. Pero el individuo se encuentra con que con la razón y con la voluntad no tiene suficiente, y entonces vienen las justificaciones y echar las culpas a los demás, surgen los que condenan la actitud del individuo, y también aparecen las personas comprensivas que disculpan al individuo, y aparecen montones de tácticas y de estrategias para conseguir lo "positivo" y evitar lo "negativo" y aparecen pintadas como ésta, o aparecen diferentes frases inteligentes, y cada uno con sus opiniones hacen que las cosas sean cada vez más complicadas, más artificiales. -Dijo el viejo profesor.
-Pero si las cosas no dependen de la razón ni de la voluntad, y el uso de la moral y de la inteligencia las complica cada vez más, ¿Cuál es el camino? -Preguntó otra alumna.
-El de la vida sencilla, el de la soledad serena, el de dejar que las cosas maduren en nuestro interior, el camino de dejar que sea la conciencia la que nos muestre el horizonte y se adapte a las diferentes situaciones que se presentarán en el camino. -Contestó el viejo profesor.
-Volvamos a la pintada. -Dijo el alumno que sacó el tema.
-Nacemos con miedo, y lo necesitamos para sobrevivir. Pero también nacemos con la capacidad para comprender profundamente las cosas y para aceptar la realidad que hemos comprendido, y quien comprende profundamente y acepta se libera de su miedo, y no es tirano, y sobrevive. Esta capacidad la desarrollamos cuando empezamos a no fiarlo todo ni a la razón, ni a la voluntad, ni a las emociones, ni a la moral, ni a la inteligencia, sino cuando le vamos dando cada vez más importancia a la conciencia. -Dijo el viejo profesor.
-Deduzco que todo es un proceso, que todo depende del nivel de nuestra conciencia. ¿Cómo se elevan los niveles de conciencia?- Preguntó el mismo alumno.
-Yo creo que hay tres vías:
* La primera es la propia evolución del Universo, una evolución que hace que la conciencia evolucione en el sentido de ser cada vez un poco más profunda, un poco más ancha y un poco más alta.
* La segunda son las tragedias por las que pasa la sociedad y el individuo. Ante el sufrimiento producido por esas tragedias, la sociedad y el individuo buscan soluciones, de tal manera que se produce una tensión entre lo que hasta entonces dominaba en esa sociedad, y lo nuevo que se presenta como alternativa, y esa tensión genera una energía que produce una elevación de la conciencia.
* La tercera vía es individual y espiritual. En el individuo se producen unas tensiones entre el horizonte espiritual hacia el que quiere dirigirse y las dificultades que encuentra en el camino. Esas tensiones son una energía que también provoca la elevación de la conciencia. -Contestó el viejo profesor.
-Esto es largo y complicado, yo quiero vías rápidas, fáciles de seguir y que me den garantías. -Dijo el mismo alumno.
-Yo sólo soy un profesor de filosofía, no soy un mago ni tengo superpoderes ni supersabiduría, por lo tanto no puedo ofrecerte lo que deseas. Yo me limito a explorar dentro y fuera de mi piel, y a ir variando de rumbo cada vez que lo creo conveniente, se que eso no me garantiza nada, pero es el único camino que a mi me ha mostrado la vida y mi conciencia. -Concluyó el viejo profesor.
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