jueves, 26 de septiembre de 2019

CONFIANZA

  Confiada ante el Sol, la mariposa abre sus alas y se muestra receptiva y esplendorosa. Cautelosa, pero confiando  en  su capacidad para no pincharse, la mariposa se posa sobre las espinas del cardo. 

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  -Quien confía en los demás se siente seguro. -Dijo Sofía. 

  -Pero con frecuencia nos sentimos decepcionados, defraudados, incluso traicionados. -Dijo el viejo profesor. 

  -Y entonces condenamos a quien nos decepciona, le acusamos de egoísta, de inmoral, y se adueña de nosotros la desconfianza. -Dijo Sofía.

  -Y al interpretarlo todo desde el punto de vista moral, no entendemos nada, y por lo tanto, las soluciones que se proponen no funcionan. -Dijo el viejo profesor. 

  -La cuestión es ¿Cómo se puede escapar de esta espiral? -Dijo Sofía. 

  -Para empezar, yo creo que la primera causa de esta espiral es que, una cosa es lo que el individuo piensa y desea honestamente, y otra es lo que luego es capaz de hacer. Hacer significa liberarse de obstáculos de muchos tipos, pero la capacidad para liberarse de esos obstáculos no está en nuestra fuerza de voluntad ni en nuestra capacidad para el sacrificio, ni para el esfuerzo, ni en nuestra moralidad. En el fondo, la única capacidad que realmente funciona es la de la comprensión profunda por parte del individuo, sólo esa comprensión puede hacernos capaces de vivir de acuerdo con lo que pensamos, pero esta capacidad de comprensión sólo da sus frutos tras un largo proceso y hasta entonces no podemos hacer lo que deseamos, y es entonces cuando a veces defraudamos a los demás, y ellos a nosotros -Dijo el viejo profesor.

  -La segunda causa es que la mentira, el disimulo, la farsa, la seducción, la manipulación, son vistas por mucha gente ambiciosa como un arma muy eficaz para conseguir lo deseado. En estos casos estamos ante personas a las que su deseo y ha derrotado a su moralidad, y por lo tanto, a estas personas sólo se las puede frenar descubriendo sus verdaderas intenciones y aplicándoles algún tipo de freno o de castigo. Pero aún así nos quedaría por resolver el por qué las víctimas de estas personas se dejan engañar a pesar del hecho de que los farsantes existen desde hace milenios. Sin embargo, nuestra sociedad dedica mucho más esfuerzos a condenar al farsante que a dotar a sus potenciales víctimas de unas defensas eficaces contra él. -Dijo Sofía. 

  -Hay un tercer aspecto sobre el que nadie reflexiona: La moralidad se basa en un sistema de premios y de castigos, y así, los individuos buscan mil y una maneras de conseguir los premios y de evitar los castigos, y una de esas maneras es la hipocresía de parecer campeones de las virtudes morales ante los demás. Para mí, la existencia de la hipocresía hay que verla como una consecuencia inevitable de los mecanismos de la moralidad, de una moralidad que a falta de comprensión profunda de como es el Hombre, no es capaz de desarrollar otros mecanismos que no sean el premio y el castigo. Esto se debe a que la sociedad sólo está interesada en conseguir sus deseos y no ve una herramienta útil en la comprensión profunda, y a veces incluso la ve como algo peligroso. -Dijo el viejo profesor. 

 -Si comprendiéramos bien estos mecanismos, esa sabiduría nos haría ver en quien podemos confiar y en quien no, o en qué situaciones podemos confiar y en que situaciones no debemos confiar, y no se produciría la decepción. -Dijo Sofía. El viejo profesor estuvo de acuerdo y ambos salieron juntos a dar un paseo. 

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