lunes, 26 de agosto de 2019
REACCIONES
Una de las bases de la estabilidad des nuestra sociedad es la capacidad que tienen el conjunto de los poderosos para controlar a los ciudadanos. Esa capacidad la demuestran sobornando a un ejército de ayudantes de todo tipo, convenciendo a la mayoría de la población de que sus creencias y normas sociales son las mejores posibles, facilitando ciertos derechos y placeres a la mayoría de la población, y a través de las leyes, la policía y los tribunales. En estos momentos, esa capacidad de los poderosos es muy alta, tanto por el propio poder que tienen, como por el hecho de que no aparezca ninguna alternativa ni a su poder, ni al modelo de sociedad, ni a los valores y creencias impuestos por ellos, es más, la mayoría de la gente en realidad está de acuerdo con todo esto.
Pero la mayoría de los ciudadanos actuales tienen un alto grado de insatisfacción y de frustración, así como más deseos que nunca de conseguir más de lo que tienen. La insatisfacción, la frustración y el deseo de conseguir más cosas de las que se tienen, son energías que buscan y necesitan encontrar una salida, pues si se quedan dentro del individuo se convierten en un fuego que no puede sacar su humo, y eso no sólo crea dolor y sufrimiento, sino que intoxica al individuo, le trastorna y le desequilibra emocional y psicológicamente, dando lugar a reacciones imprevisibles y peligrosas para la sociedad y para el propio individuo, y no se trata sólo de los trastornos y desequilibrios que a veces se convierten en noticia, sino sobre todo de esos trastornos y desequilibrios que producen actitudes fanáticas, intolerantes, de rebaño, y a esos más difíciles de ver porque de tan frecuentes y abundantes que son. Nuestra sociedad es una sociedad enferma, y de tan enferma no es consciente de cuales son sus enfermedades reales, y además considera a estas enfermedades como algo normal e incluso positivo. Que el lector se pare un poco y busque algunas de esas enfermedades ocultas detrás de lo normal y de lo positivo.
Ante el dolor que produce la insatisfacción y la frustración, y ante la enorme fuerza de los deseos de tener más de lo que se tiene, la sociedad y el individuo buscan posibilidades de vencer a ese dolor y de conseguir lo deseado, o al menos unos placeres que les alivien su dolor, y buscan esperanzas para conseguir lo deseado. De momento, nuestra sociedad ofrece a la mayoría de los insatisfechos y de los frustrados la posibilidad de hallar placeres en el consumismo y en las diferentes variedades de ocio, así como en las diferentes drogas (alcohol, café, tabaco, etc, así como en otras sustancias toleradas o ilegales) que producen cierto alivio, que ayudan a soportar los dolores extremos y los dolores cotidianos, y para aquellos para los que estos placeres no son suficientes, está la psicología oficial, las diversas terapias de otros tipos, los medicamentos psiquiátricos, así como las leyes, la policía y los tribunales, de tal manera que los perturbados y los desequilibrados de todo tipo todavía no han producido un caos incontrolable pese al daño que causan y que se causan a sí mismos.
Los poderosos actuales están demostrando mucha eficacia para controlar las protestas sociales y para encauzar hábilmente las diferentes luchas en las fracciones sociales y políticas, pero si el caos producido por los perturbados y por lo conflictos entre fracciones sociales alcanzara cierto grado ¿serían capaces de controlar ese caos sin tener que recurrir a medidas drásticas? ¿Aparecería una alternativa que, transformando profundamente la sociedad, fuera también capaz de acabar con el caos?
A falta de alternativas sociales y políticas que en la actualidad puedan mejorar realmente el funcionamiento de las sociedades y la vida de la mayoría de los ciudadanos, quienes quieren más de lo que tienen, (y que son la mayoría de la población) pueden recurrir a diversas vías: Unas veces se trata de vías centradas en las relaciones personales amorosas y de amistad o de busca de la admiración y el cariño de las personas de su entorno social, otras veces se trata de vías personales o profesionales, otras veces se trata de vías de tipo social y político, pero todas esas vías tienen en común varias cosas: Hoy día son muy inciertas y muchas veces fracasan, generan un cierto grado de conflictos y por lo tanto de daños y sufrimiento y general también un alto grado de insatisfacción y sobre todo de frustración.
Al individuo que centra sus esperanzas en estas vías pero que no consigue cierto éxito y placer sólo le queda liberarse de ellas.
Entre quienes lo consiguen, la mayoría lo hace a base de conformarse con lo que tiene disfrutando de los placeres sencillos y del afecto de sus seres queridos y amigos. Este sector social es el que contribuye a las actitudes sensatas de la sociedad y, por lo tanto, a la estabilidad, pero no tiene ninguna capacidad para cambiar la sociedad, para dirigirla hacia rumbos sensatos. La sociedad se rige por el rumbo que le marcan los poderosos y sus ejércitos de ayudantes, así como por la energía y las reacciones de quienes siempre quieren más de lo que tienen.
De esta manera, sólo unas minorías reaccionan planteándose la liberación:
* Unos buscan la liberación luchando por producir transformaciones profundas en la sociedad, transformaciones que ellos ven como la única solución a los problemas del momento, unas transformaciones que produzcan nuevas formas de vida y unas relaciones sociales dominadas por las libertades políticas, por la igualdad social, por los valores morales y por la armonía en las relaciones entre los seres humanos. Pero esta vía liberadora hoy día está fuertemente desprestigiada, y ha sido substituida por el populismo, por los reformistas de buena fe pero poca profundidad transformadora ("buenismo"), por una variedad de ONGs y sus caridades a las que llaman solidaridad, y que tampoco tienen ninguna capacidad transformadora de la sociedad.
* Otros buscan la liberación centrándose en su mundo interior, en la elevación de su conciencia, en su transformación interior, en suma, en su camino espiritual. Creen que todo depende de la conciencia, y por lo tanto una nueva sociedad sólo es posible sobre la base de una nueva conciencia. Pero la vía espiritual es cosa de pocas personas y además tiene poco prestigio social, con lo cual su capacidad para transformar a la sociedad es actualmente prácticamente nula, esta vía es hoy día solamente una vía individualista, una vía muy eficaz para que el individuo afronte su dolor y encuentre la liberación y la armonía.
El gran poder y la eficacia a la hora de ejercerlo por parte de los poderosos, las posibilidades de prosperidad económica que los poderosos ofrezcan, todas las esperanzas que consigan crear, la falta de alternativas a su modelo de sociedad, así como el poco prestigio que actualmente tienen las diferentes vías liberadoras, provocan en mucha gente la reacción de alejarse de las vías liberadoras y buscar la manera de adaptarse a todos los aspectos de la sociedad dominante.
La insatisfacción, la frustración, los conflictos, la debilidad o la ineficacia de los poderosos, el caos y la incertidumbre, hacen que mucha gente reaccione en busca de alternativas. Las alternativas posibles son tres:
* Algún tipo de dictadura que imponga el orden social y político.
* La vía liberadora de las reformas sociales y políticas profundas.
* La vía liberadora de la espiritualidad.
La cuestión de cuales serán las reacciones mayoritarias de los ciudadanos dependerá de como evolucione la situación social y política, y como evolucionen las conciencia, pero en estos momentos no estamos en condiciones de predecir nada de todo esto, sólo estamos en condiciones de tomar conciencia de cual es el estado de la sociedad en la que vivimos y cuales son los diferentes niveles de conciencia de los ciudadanos y los nuestros propios.
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