sábado, 24 de agosto de 2019
LA GRAN DIOSA FELICIDAD
Lo que más importa a la mayoría de los ciudadanos de todos los países del mundo, de todas las clases sociales, y de todas las creencias mayoritarias y dominantes, es aumentar sus ingresos económicos, disfrutar de más bienes materiales, de más placeres, y eso se consigue gracias al progreso, gracias al crecimiento económico, y gracias a ese progreso y a ese crecimiento económico se consiguen avances y derechos como es una buena sanidad con la que mantenernos sanos y vivir lo más posible, un buen sistema educativo orientado, no a la verdad ni a la libertad, sino al ascenso social, así como otros derechos. Después de esto, lo que más importa a la mayoría de los ciudadanos es sentirse queridos y admirados por sus familias, por sus parejas, por sus amigos y por sus conocidos. Todos los adoradores creen que con esto se consiguen los dones de la Gran Diosa Felicidad.
Junto a estas prioridades que exige el culto a la Gran Diosa Felicidad, y como producto de las mismas, están las numerosas muertes que se producen por causan que no son naturales, aunque son vistas como tan normales, que no tienen ninguna influencia a la hora de cambiar los hábitos y las principales creencias de la mayoría de los ciudadanos, los cuales las ven casi siempre como frías estadísticas:
* Muertes producidas por la pobreza, por una pobreza que no permite que los pobres reciban unos tratamientos médicos adecuados y que no puedan adquirir unas medicinas que están en el mercado, una pobreza que produce muertes debidas al hambre, una pobreza que hace que miles de personas arriesguen su vida por llegar a los países ricos y convertirse en consumistas al igual que los ciudadanos de esos países, y que muchos mueran, por ejemplo ahogados en el Mediterráneo. Una pobreza que está creada por la riqueza, por esa riqueza con la que la mayoría de la gente espera conseguir la felicidad.
* Muertes producidas por la destrucción medioambiental, la cual tiene sus causas en aquello que es lo que más importa a la mayoría de los ciudadanos de todo el mundo. Una destrucción medioambiental que causa muertes debido a la contaminación y al cambio climático.
* Muertes producidas por diversos conflictos armados y, en mucho mayor número, por toda clase de asesinatos. Una violencia que tiene detrás la rivalidad y los conflictos por conseguir aquello que más aprecian la mayoría de los ciudadanos.
* Muertes producidas por accidentes de tráfico, tanto a la hora de ir al trabajo, como a la hora de ir a disfrutar de los placeres. Muertes producidas por accidentes y enfermedades laborales, es decir, muertes producidas por el deseo de conseguir aquello que más se aprecia.
* Muertes producidas por el consumo de sustancias tóxicas, legales e ilegales. Es decir, muertes producidas como consecuencia de las condiciones sociales creadas por la rivalidad a la hora de conseguir aquello que más se desea, pues el consumidor lo hace como una forma de alivio. Muertes producidas por suicidios, pues el suicida no soporta el dolor que le producen las reglas sociales.
Es cierto que existe la preocupación por todas esas muertes, por toda esta destrucción, por los dramas y las tragedias que produce la búsqueda de la felicidad, y existen muchas propuestas y muchas acciones encaminadas a la solución y a la previsión, pero no se toca la verdadera razón, porque ningún creyente está dispuesto a renunciar a las esperanzas que ofrece la Gran Diosa de la Felicidad, una Diosa terrible que exige sacrificios humanos, dramas y tragedias, y la sociedad está dispuesta a entregar a sus víctimas para el sacrificio a cambio de las esperanzas, de la fe, puestas en Ella, la cual se ha impuesto sobre los demás dioses y diosas, tal vez porque el paraíso lo ofrece en la Tierra y mientras viva nuestro cuerpo. Qué Gran Diosa, la rinden culto tanto los creyentes de todas las religiones como los ateos y los agnósticos. Gran Diosa creadora de todas las ilusiones falsas. Diosa que no deja ver a sus adoradores que la búsqueda de la felicidad es lo que más sufrimiento provoca, tanto al conjunto de la sociedad, como al propio adorador.
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