domingo, 25 de agosto de 2019

LUCHAS INTERIORES Y COMPRENSIONES

    Con las alas cerradas y cerrado en sus creencias,
    quien lucha contra lo externo
    siempre tiene perturbadoras luchas internas. 

     Quien está sereno y receptivo
    y con las alas abiertas,
    a la comprensión le deja las puertas abiertas.
    Volar, observar, absorber
     y dejar que todo madure en la conciencia,
     donde no hay preguntas, sólo respuestas. 

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   Quienes luchan en las diferentes luchas de tipo social y político, quienes luchan por imponer sus creencias a los demás, quienes luchan con el objetivo de que las cosas sean como las desean, quienes luchan por conseguir más de lo que tienen, quienes luchan por ser amados, admirados, respetados o temidos, quienes luchan por conseguir placeres y satisfacciones, quienes luchan por conseguir el éxito en aquello que hacen, aquellos para los que las relaciones con los demás son lo más importante, todo ellos tienen fuertes luchas interiores pues sus luchas no se corresponden con la naturaleza humana, sólo se corresponden con el ego. 

   En estas luchas se mezclan, en proporciones e intensidades diversas, aspectos como el ego, las emociones, la moralidad, los deseos a los que llamamos amor y las creencias. Para definir a estas luchas hablamos de contradicciones interiores, de tensiones, de sentimientos de culpa, de baja autoestima o de arrogancia, de equilibrios y de desequilibrios, de perturbaciones, de trastornos, de ansiedades, de angustias, de estrés, de satisfacciones por lo conseguido, de pena por lo perdido, y hablamos de todos los términos psicológicos. 

  Son luchas en las que el individuo intenta derrotar o eliminar unos aspectos de sí mismos y que triunfen otros, pero lo que intenta eliminar o derrotar es parte de su naturaleza y lo que intenta que triunfe no es suficiente para afrontar los diversos aspectos de la vida, y así se producen fuertes desequilibrios internos y por lo tanto, la guerra continua aunque el individuo crea que a veces consigue algunas victorias. Estas luchas podemos verlas en nosotros mismos y tenemos variadísimos  ejemplos en todas las ramas de la literatura, en el cine, en las artes, en los libros de psicología y de cualquier otra disciplina que trate sobre el comportamiento humano.

  Toda esta variedad y complejidad se resume en dos grandes aspectos:

  * Que aunque nos causa alegrías, nos causa un dolor que nos esclaviza a todo lo que tenemos que hacer para combatirlo. 

  * Que nos causa fuertes agitaciones y perturbaciones, las cuales nos impiden la serenidad, nos impide ver las cosas como son, nos impide la sabiduría, nos impide la armonía y la liberación. 

   Ante todo esto, ¿Qué alternativas se le presentan al individuo?

   * Una de ellas es cambiar sus deseos, buscando en la consecución de los nuevos deseos, los placeres, las alegrías, las satisfacciones, la felicidad que no encuentra en los viejos. 

  * Otra es cambiar las estrategias  y las tácticas para conseguir lo deseado, pensando que las nuevas estrategias y tácticas sí que le permitirán conseguir lo que las viejas no le permitían. 

    Pero escogiendo cualquiera de las dos anteriores, y sea cual sea el éxito obtenido, la lucha sigue, la agitación sigue, las cadenas siguen, y el dolor no es derrotado. 

   * Ante esto, hay quien adopta la actitud de conformarse con lo que tiene, ahorrarse las luchas y disfrutar con lo poseído. 

  * Otros caen en la desesperanza, la desilusión, la decepción, la resignación, la impotencia, y sólo buscan alivio a su dolor en unos pocos placeres que todavía pueden conseguir, aunque hay a quien esos placeres le resultan totalmente insuficientes para poder soportar su dolor. 

   Pero hay otra alternativa, se trata de la vía espiritual. 

   En estos momentos, la espiritualidad no está perseguida,es tolerada. Es despreciada y la sociedad tiene de ella una imagen muy distorsionada a la cual contribuyen muchísimo los medios de comunicación y las redes sociales, sobre todo porque la espiritualidad es confundida con las religiones y con las diferencias creencias en los mitos y leyendas del mundo de lo mágico, y porque se simplifica de manera infantil y dualista oponiendo lo espiritual a lo material, confusión que a veces tienen las propias personas espirituales. En esta situación, la espiritualidad no está en lucha contra la sociedad, y por lo tanto, la persona espiritual tendría que ir liberándose de la dinámica de las luchas interiores. Si la persona espiritual está en lucha contra la sociedad se debe a que todavía no se ha liberado de su vieja visión sobre lo social y lo político, o bien se debe a que intenta imponer sus creencias espirituales a la sociedad o a quienes le rodean. 

  Quienes optan por la vía espiritual tienen ante sí dos caminos: 

   * La lucha interior. Se trata de una lucha doble. Por un lado se trata de conseguir determinados objetivos, determinadas metas. Por otro lado está la lucha por vencer ciertas resistencias, por liberarse de determinados obstáculos. Para ello se recurre a determinado métodos, a determinadas técnicas espirituales, la más conocida de las cuales es la meditación. Sean cuales sean las victorias obtenidas, las luchas nunca se acaban, y la agitación tampoco, con lo cual la llegada de la sabiduría, de la armonía y de la liberación, se ven enfrentadas a difíciles obstáculos, aunque es posible que haya quien los supere. 

  * La no-lucha, la comprensión. Se trata de vivir sencillamente nuestra vida, de tal manera que esa sencillez nos permita liberarnos de la agitación mental y emocional, y desde la serenidad ahondar profundamente en todos los aspectos de lo Divino, del Universo, de la Naturaleza, de la de la sociedad, del Ser Humano, y de todo lo que existe debajo de nuestra piel. La comprensión así obtenida empieza por mostrarnos que aunque la mente es la primera puerta de entrada, y en una puerta donde se manifiesta lo comprendido, la verdadera comprensión se produce más adentro, se produce en nuestro inconsciente y en nuestra conciencia. 

    La comprensión profunda nos transforma interiormente, nos hace más serenos, más sabios, más armónicos, aumenta nuestra liberación. Una vez caminando por esta vía, los frutos los irá dando el tiempo, pues todo requiere su tiempo para madurar, y mientras llega el verano y el otoño, que es el tiempo de la cosecha, mientra llega el invierno que es la época en la que necesitamos de los frutos y la época en la que las semillas duermen en espera de una nueva vida, disfrutemos de la primavera que nos ofrece nuestro camino espiritual en cada una de nuestras comprensiones profundas, en cada una de nuestras armonías y liberaciones. 

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