jueves, 29 de agosto de 2019
DIFICULTADES
En su soledad serena, el viejo profesor se puso a pensar en las dificultades, y empezó por las "dificultades de la vida" a las que se refería la gente. Vio, que no eran dificultades que la vida le pusiera al Hombre, a la sociedad o al individuo, sino que se trataba de las dificultades que se presentaban cuando se quería conseguir una cosa.
Vio que había muchas teorías y muchas creencias sobre esas dificultades: Unos las achacaban a las injusticias o a las imperfecciones de la sociedad, otros al egoísmo, a la inmoralidad o a la maldad de los demás. Estaban los que se culpaban a sí mismos, a sus carencias, a sus ineptitudes, a su falta de valor, o de virtudes, o a su ignorancia, y también estaban los que culpaban al destino, al azar, a la mala suerte, o a la voluntad de Dios, y la mayoría culpaban a la Naturaleza, a una Naturaleza que no se sometía a la voluntad humana, que muchas veces se negaba tozudamente o caprichosamente a satisfacer al Hombre, a facilitarle las cosas.
Se dio cuenta de que faltaba la causa primera de la que nacían todas las dificultades y, sin embargo, nadie pensaba en ella, no existía para nadie. Se trataba del hecho de que TODAS las "dificultades de la vida", se debían a la actitud humana de forzar las cosas, de intentar dominar el curso natural de las cosas.
Después se puso a pensar en las dificultades que podían presentarse si la actitud fuera la de no interferir en el curso natural de las cosas, y recordó el concepto taoísta del wu wei. Vio que si la Humanidad hubiera optado por no interferir, por aceptar el curso natural de las cosas, las dificultades hubieran consistido solamente en tener que trabajar para cubrir las necesidades de supervivencia y hacerlo en régimen de libre cooperación entre los seres humanos.
El viejo profesor no pudo menor que pensar en que la vida de las personas tendría muchísimas menos dificultades si optaran por no interferir, por aceptar, el curso natural de las cosas. Entonces, la primera idea que le vino a la mente fue que el Ser Humano era estúpido. Pensándolo mejor llegó a la conclusión de que el Ser Humano asumía todas las dificultades que se le presentaban, animado por el resultado placentero que esperaba conseguir cuando las venciera.
Pero este pensamiento le mantuvo en su idea de la estupidez humana, por un lado por el alto precio en dolor que el Hombre pagaba por sus placeres, un dolor que frecuentemente superaba al placer conseguido, por otro lado por los riesgos y peligros que corría, y finalmente, porque la vía ofrecía muchos placeres gratis a quienes aceptaban su curso natural. Y pensó que el drama humano, la estupidez humana, consistían en que el Hombre no tenía suficiente con lo necesario, así como con los placeres natural y los placeres sencillos que le regalaba continuamente la vida.
¿Por qué era esta la actitud dominante de la Humanidad? Se respondió a sí mismo que se debía al insuficiente desarrollo de los niveles de conciencia. Pero cuando se puso a pensar en por qué eran insuficientes y tan diferentes esos niveles, y por qué algunos individuos, como por ejemplo los sabios conocidos y los no conocidos, habían alcanzado a desarrollar plenamente su conciencia, entonces se dio cuenta de que entraba en el laberinto de las creencias, pero él quería acceder directamente por el camino más sereno y más sencillo al conocimiento de las cosas, pues ese conocimiento era el que la posibilitaba conocer la realidad de las cosas, el que le posibilitaba poder armonizar con el curso natural de las cosas.
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