viernes, 2 de agosto de 2019

PELIGROS Y CEGUERAS


     Los mayores peligros, para el ciego son invisibles. Las cegueras son las creencias que no los dejan ver, porque el ciego siempre cree que ve muy bien. Y cuando el ciego se junta con otros ciegos, entonces creen que sólo ellos saben ver. 



   Los peligros físicos son peligros naturales, parte del flujo de la vida, y para evitarlo estamos dotados de sentidos, de un ego, de unas emociones y de inteligencia. 

    Pero los peores peligros son los producidos por las propias creencias humanas:

  * El peligro de lo sagrado. Quien considera que algo es sagrado se siente moralmente autorizado a usar cualquier medio para defenderlo o para imponerlo a los demás. 

  * Quien se siente tratado injustamente, quien defiende sus derechos, puede llegar a considerarlos sagrados, y siente autorizado moralmente a usar cualquier medio para conseguirlos e incluso para que se conviertan en la norma dominante en la sociedad. 

  * Quien cree que tiene la razón, también cree que defiende lo bueno, y que para luchar contra lo malo está moralmente autorizado a usar cualquier medio. 

 * Quien ama, a alguien o a algo, el amor que siente por lo amado crea en él un odio por todo lo que crea que es un peligro para lo que ama, o un obstáculo que le impide conseguirlo o conservarlo, y así el amor que siente le autorizada moralmente a usar cualquier medio para defender o para conseguir lo que ama. 

 También tenemos los peligros de las cegueras, siendo las más importantes todas aquellas cosas que contengan una alta dosis de esperanza y de entusiasmo, aquellas en las que domina la creencia de que la solución a todo está en conseguirlo todo, o al menos algo. El esperanzado y el entusiasmado no aceptan lo natural, y por ello actúan cegados, y así, sus actos siempre tienen unas consecuencias imprevisibles e incontrolables. 

  Hay quien cree que el peligro está solamente en los fanáticos, pero los moderados de cualquier creencia actúan, aunque no lo sepan y no lo quieran, como justificación, como vivero, y como ayuda de retaguardia para los fanáticos. No hay fanatismo que no tenga detrás la cobertura de un grupo de moderados, y es muy frecuente que el fanático actúe en nombre de ellos y por el bien de ellos. 

    Contra los peligros y contra las cegueras hay prevenciones y sabidurías, y la lista de ambas es muy larga, pero sólo serán eficaces las que el individuo descubra por sí mismo. 

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