miércoles, 28 de agosto de 2019

CAUSAS JUSTAS


    Cada uno libando en la flor social, cada uno considerándolo como su derecho, pero  ninguno pensando en el diferente, ninguno pensando en la flor, esos pensamientos los ocultan las defensas de las causas justas. 

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    En nuestra sociedad son muy abundantes las defensas de las causas causas. Estas defensas están protagonizadas y dirigidas por asociaciones, por organizaciones, por plataformas, por movimientos en defensa de derechos que la mayoría de la sociedad, o una parte al menos,  suele considerar que son moralmente justos y necesarios. Estas asociaciones se reafirman en sí mismas,  se sienten moralmente superiores al resto de la sociedad, y consideran que sus derechos deben de ser atendidos por los gobiernos y apoyados activamente por el conjunto de la sociedad. Para ellas lo más importante, o incluso lo único importante, es conseguir aquello que consideran como sus derechos justos y necesarios. Estas actitudes tienen varias consecuencias que suelen pasar desapercibidas: 

  * Existen miles de causas justas y de organizaciones defensoras de las mismas. Al centrarse cada una de ellas en sus respectivos objetivos, no plantean una alternativa global, no plantean una lucha conjunta, quieren cambios en la sociedad, quieren cambios en la actitud de los ciudadanos, pero se limitan a pedir solamente aquellos cambios que posibiliten la consecución de sus derechos, y así no caen en la cuenta de que sus problemas concretos no tienen su raíz en hechos o en actitudes concretas, sino en el modelo general de la sociedad en la que vivimos, en las creencias generales dominantes en nuestra sociedad. Así, las defensas actuales de las causas justas son estériles para cambiar a la sociedad, y debido a esto, la mayoría de las veces son también estériles para conseguir los propios derechos por los que luchan.

  * Al considerarlas como causas justas, sus defensores se sienten autorizados moralmente a intentar imponerlas al conjunto de la sociedad, y para ello se creen con derecho a usar muchos métodos de lucha, y también a recurrir al chantaje emocional y moral. 

  * Los Estados, los gobiernos, se encuentran con dos grandes problemas a la hora de atender a las reivindicaciones de las causas justas: En primer lugar la escasez de recursos económicos, lo cual hace que no puedan atenderlas a todas, y este hecho provoca  una rivalidad entre organizaciones, de tal manera, que los recursos que consigue una son a costa de que otras vean reducidos los suyos. En segundo lugar, que las reivindicaciones de las causas justas son muy variadas, y a veces contradictorias entre ellas, con lo cual ningún gobierno puede aplicar políticas que contenten a todos. 

 * Los ciudadanos que no forman parte de ninguna organización en defensa de una causa justa, viven su vida a su manera, luchando por mejorarla y por solucionar sus problemas, y se encuentran con que diferentes grupos de personas han decidido por su cuenta y sin tener en cuenta sus intereses, ni sus deseos, ni sus problemas, luchar por sus propias causas justas, y además, al hacerlo le presionan y chantajean moral y emocionalmente y así limitan sus libertades y perturban sus formas de vida, pero esos grupos de luchadores por las causas justas no se preocupan por las libertades ni por las formas de vida, ni por los problemas de esas personas. El ciudadano entonces se encuentra con que aunque le parezcan justas esas causas, a él eso no le ayuda ni le beneficia en su vida diaria y tiene que soportar las presiones, los chantajes, y las molestias que esas luchas le causan. 

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   Las libertades individuales, sociales y políticas posibilitan que el individuo pueda desarrollar plenamente sus propios potenciales, sus gustos, sus inclinaciones. La riqueza de todo tipo que produce la libertad de cada individuo le beneficia a él y tiene un enorme potencial para beneficiar a la sociedad, pero sólo beneficia al conjunto de la sociedad, cuando esa sociedad crea mecanismos para que esa riqueza llegue a todos, y esos mecanismos quedan bloqueados cuando cada sector de la sociedad tiene como prioridad la lucha por sus causas justas y por sus derechos particulares. 

  La sociedad necesita libertad para que cada individuo se sienta libre y además desarrolle todos sus potenciales, la sociedad necesita canalizar las aportaciones de los individuos para que beneficien a todos, y el individuo necesita desarrollar la capacidad de compartir libre y gustosamente aquello que ha desarrollado. Pero el desarrollo de estas capacidades del individuo no se consigue con leyes justas  ni con gobiernos eficaces, ni con creencias ni con elevados valores morales sobre la libertad, la igualdad y la fraternidad, no se consigue con corrientes filosóficas, ni con ideologías políticas, ni con grandes ideales de un mundo mejor. Sólo se consigue con una comprensión profunda de con son y como funcionan las cosas, sólo se consigue con cambios en la conciencia humana, pero esa comprensión y esos cambio en la conciencia humana no son posibles cuando el ciudadano está centrado en luchar por una o por varias causas justas, o sólo está centrado en mejorar su vida cotidiana y solucionar sus problemas, pues centrarse en eso le deja sin energías y sin tiempo para la comprensión y para la elevación de la conciencia. 

   Por otra parte, todos deberíamos ser conscientes de una de las mayores trampas que le hacemos a la sociedad y a nosotros mismos y que consiste en lo siguiente: 

   * Tenemos unas necesidades de comer, de beber, de una casa donde vivir, de curar nuestras enfermedades, de placeres sencillos, de sentirnos queridos y de amar. Estas necesidades son básicas, son cosas que necesitamos para nuestra supervivencia como individuos y como especie. 

  * Pero aunque tengamos eso, aunque tengamos lo necesario, no nos resulta suficiente, y deseamos conseguir MÁS COSAS. 

  * A esos deseos de conseguir más cosa los convertimos en NECESIDADES.

  * A esas necesidades las convertimos en DERECHOS, EN CAUSAS JUSTAS. 

  * En esos derechos y en esas causas justas encontramos las JUSTIFICACIONES MORALES Y RACIONALES para nuestros actos, sobre todo para justificar el daño que esos actos pueden causar a los demás.

   Prisioneros de esta trampa, tampoco podemos desarrollar las comprensiones profundas de como son las cosas, tampoco podemos elevar nuestra conciencia, y tenemos la sociedad que tenemos, una sociedad siempre buscando conseguir lo deseado, siempre buscando soluciones definitivas, pero siempre insatisfecha, siempre sin encontrar las soluciones definitivas, siempre justificándose, siempre presentándose como la víctima inocente de la maldad o de los errores de los otros. 

    
   
                       

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