Ya sea todo lo que existen en el paisaje formado sin la intervención humana, o ya sea el olivo cultivado por el Hombre, todo ello es Naturaleza, y todo ello tiene la misma importancia.
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El pensamiento mágico, el religioso, el pensamiento sobre el amor, el pensamiento moral, y todas las corrientes filosóficas, así como todas las ciencias, se centran en las relaciones humanas y en todo aquello que creen que es útil o bueno para el Hombre. Así nace la visión antropocéntrica, la cual lo ve todo en función de las necesidades y de los deseos del Hombre, una visión que al ser parcial e incompleta, impide la liberación y la armonía, una visión que realmente sólo aspira a la salvación y a la felicidad. (A los paraísos, ya sea después de la muerte o antes de morir).
La espiritualidad, en todas sus variantes, es la corriente de pensamiento que más se centra en la Naturaleza, y es la única que, de una manera u otra, tiene a la búsqueda de la armonía con la Naturaleza, o bien como el aspecto principal, o como un aspecto fundamental, siendo el otro gran aspecto la armonía con la conciencia. (Lao Tse pone el acento en la armonía con la Naturaleza, el Buda lo pone en la armonía con la conciencia)
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