martes, 22 de noviembre de 2022

ADMIRACIONES

 


¿Por qué admiramos al pajarillo, por sus capacidades para llegar tan alto, o por su humildad?

¿O es su humildad la que le permite volar libre?

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Todas las personas que hacen o dicen cosas que están por encima de lo que es capaz de hacer o de decir la mayoría, siempre tienen admiradores. Éstas admiraciones provocan las siguientes actitudes: 


 *Que la mayoría de las personas confíen en quienes destacan y, por lotanto, tiendan a someterse a ellos, con lo cual pierden una parte de su libertad, pierden confianza en sus propias capacidades. Junto a ésto está el hecho de que éstas personas son premiadas y amadas por sus admiradores. 


*En vista de lo anterior, en el individuo se produce un fuerte estímulo para destacar sobre los demás, pero de ésta manera se esclaviza a todo lo que tiene que hacer para destacar. 


  Entre los resultados que producen éstas actitudes, por un lado nos encontramos con que los admirados se sienten estimulados a aumentar sus capacidades, lo cual les esclaviza a los deseos de sus admiradores. Por otro lado, aunque los estímulos aumentan la capacidad de los admirados para conseguir más cosas, también aumentan las rivalidades y los conflictos entre los admirados para ganarse la admiración de la gente. Y aquí el poder absoluto lo toman los egos. 


  Por otra parte, con variadas intenciones, la mayoría de las personas dicen que admiran la humildad, pero ésto lo dicen desde diversas visiones del ego: 


 *Si el que destaca, el admirado, es humilde, el admirador se ahorra ser agradecido con él. 


 *Cuando se trata de que los humildes seamos nosotros, ésto entra en contradicción con nuestro deseo de destacar. Ante ésta contradicción recurrimos a justificaciones y a estrategias morales complejas. 


 *Cuando se trata de la humildad de los que no destacan, unas veces les vemos como fáciles de dominar. Otras veces les vemos como a personas inofensivas. Y también les vemos como a personas que no rivalizan con nosotros y eso nos permite destacar. 


 *En éste marco general, el arrogante, el vanidoso, es aquel que le da más valor a conseguir lo deseado que a la admiración que provocan los humildes. 


  Al contrario de lo que suele creerse, la verdadera humildad no es una virtud moral, sino el grado de libertad, de sabiduría, de aceptación y de armonía que hemos alcanzado por nosotros mismos. El Tao es humilde, el Universo y la Naturaleza no son arrogantes. 



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