Los egos rivalizan para conseguir lo que creen que necesitan y lo que desean, y al rivalizar aumentan su energía.
Los egos intentan dominar y controlar, y al defenderse de éstos intentos, nuestro ego aumenta su poder sobre nosotros, pues cree que si no se defiende, quedará sometido a los demás o anulado por ellos.
En soledad el ego puede escapar de ésta dinámica, lo que junto a la serenidad, hace posible que florezcan con más frecuencia y con más hondura las intuiciones, que prestemos más atención a la conciencia, y que veamos con más claridd lo que nuestro interior y el Universo nos muestran.
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