Es un conocimiento que refleja más o menos la realidad. Sin embargo, el grado de aceptación o de rechazo, de ese conocimiento, no se debe principalmente a su mayor o menor reflejo de la realidad, ni tampoco a las capacidades de convencimiento de quienes nos transmiten ese conocimiento, sino que depende mayoritariamente de otros dos grandes aspectos:
*De si nuestras esperanzas e ilusiones están en sintonía con ese conocimiento.
*De nuestra capacidad para prever las consecuencias dolorosas para nosotros.
Valoramos mucho más lo que podemos conseguir o lo que podemos perder, que el grado en el que el conocimiento de los demás refleja la realidad.
Por otra parte, a medida que aumenta nuestra libertad y nuestra sabiduría, nos influyen cada vez menos los conocimientos de los demás, incluso cuando estamos de acuerdo con ellos.
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