A veces, llevados por situaciones dolorosas prolongadas, por frustraciones, por insatisfacciones, o por deseos de que las cosas sean como nos gustan, luchamos para imponer cambios o reformas.
Los cambios y las reformas que pretendemos consisten en substituir a un viejo artificio y a una vieja creencia, por otros nuevos. En todos los casos, los cambios y las reformas requieren una alternativa.
Cuando la alternativa cuenta con los niveles de conciencia adecuados, los cambios y las reformas se producen y mejoran las situaciones, aunque surgen nuevos problemas, los cuales son los propios del nuevo artificio.
Cuando la alternativa no cuenta con los niveles de conciencia adecuados fracasa a la hora de ser aplicada en sus aspectos más importantes, y así surgen las frustraciones, persisten las insatisfacciones, y a veces se producen los dramas y las tragedias.
Cuando no pretendemos imponer cambios ni reformas, y cuando confiamos en el flujo natural y en los niveles de conciencia existentes, las mejoras posibles llegan por sí solas, más libres y más armónicas.
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