La conciencia es la fuente más certera de conocimiento, de comprensión, de aceptación, de liberación y de armonía.
Pero requiere que la escuchemos, y que NO nos distraigamos con los ruidos provenientes de las demás fuentes de conocimiento, unas fuentes a las que amplifica el ruido y las da credibilidad nuestro ego, sobre todo cuando nos convence de que él es nuestra verdadera identidad, nuestra verdadera naturaleza.
La conciencia tiene luz y alas, que nos guíe, que vuele.
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