El conocimiento proveniente de lo mágico y de los dioses, al margen de las creencias al respecto, puede contener un alto grado de reflejo de la realidad, sobre todo de la realidad del Hombre. La cuestión estriba en si sabemos verlo como complementario del grado de reflejo de la realidad de otras fuentes de conocimiento, o si se considera que es la Verdad Absoluta.
Generalmente, cada creyente tiene la firme convicción de que su creencia es verdadera, y que las demás contienen errores o son falsas, y en cuanto a los no creyentes, consideran que esos conocimientos contienen insuficiencias e incluso contradicciones y falsedades.
Ante éstas creencias y éstas no creencias, surgen las confusiones y a veces los conflictos, y no hay posibilidad de acuerdo ni de conocimiento de la realidad por parte de quienes se enzarzan en éstos debates y conflictos.
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