A medida que lo dominante se va afianzando y perdurando, tiende a volverse cada vez más opresivo, más rígido, y también más ineficaz frente a las nuevas situaciones y a los nuevos problemas.
En respuesta a lo anterior surge lo alternativo, lo cual al principio es variado, pero siempre acaban por imponerse unas pocas, o bien una sola alternativa.
A medida que lo alternativo coge fuerza, cada vez compite y lucha más contra lo dominante, lo cual, o encuentra respuestas flexibles, adaptativas, integradoras, reformistas, o acaba por ser derrotado. Nuestra sociedad actual es un ejemplo de flexibilidad frente a lo alternativo, a lo cual integra sin muchas dificultades y eso la lleva a hacer reformas diversas.
Cuando lo alternativo triunfa sobre lo dominante, al principio se producen reformas y mejoras, pero lo alternativo lleva dentro el impulso de volverse expansivo y de pretender imponerse sobre todos los aspectos, y cuando alcanza el poder acaba por volverse dominante.
Sólo las leyes naturales que producen el cambio permanecen ante los ciclos de lo dominante y de lo alternativo.
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