Todo lo que nos resulta doloroso lo condenamos, y lo hacemos antes de comprenderlo.
Condenamos todo aquello que no aceptamos del Universo y de la Naturaleza, y de ésta manera creamos el marco general para las demás condenas.
Condenamos a quienes no creen lo que creemos, y a quienes no hacen lo que deseamos.
Justificamos lo que deseamos, lo que creemos, lo que hacemos y lo que no hacemos, nuestros fracasos, nuestras derrotas, y todo lo que somos y lo que queremos ser.
Condenamos y jusificamos, pero lo hacemos agitados y dejando muchas cosas de lado, y todo ello hace que no comprendamos.
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