*Como a veces surge la envidia ante los placeres y las satisfacciones de los demás, la moralidad, el amor y la compasión, nos dicen que debemos alegrarnos por la alegría que sienten los demás, pero de éstos deberes con mucha frecuencia surgen diferentes grados de hipocresía.
*Cuando sentimos algún grado de amor por alguien, procuramos conseguirle placeres y satisfacciones, pero en nombre de nuestro amor por ellos, con frecuencia no pensamos que esos placeres y satisfacciones pueden causar dolor e insatisfacción a otras personas, así como envidias, celos, odios,.. De tal manera que la moralidad y el amor entran en contradicción.
*Con frecuencia, los demás obtienen sus placeres y satisfacciones con medios que causan dolor e insatisfacción a los demás, o a nosotros mismos. Y aquí se presentan diversas emociones y actitudes:
-Odio, rabia, impotencia, venganza, condena moral.
-Luchar contra ellos para limitar su capacidad de causar dolor.
-Y surgirán quienes hablarán de perdón, de diálogo, de olvidar ofensas.
-Y surgirán algunos que intentarán comprender a fondo la dinámica de las relaciones entre las personas, para así poder adoptar actitudes libres, sabias y armónicas con ellas.
*Sólo cuando sentimos algún grado de amor por alguien, o cuando los demás consiguen sus placeres y satisfacciones por medios que consideramos admirables, sólo entonces nos alegramos sinceramente por sus placeres y satisfacciones. En los demás casos siempre hay alguna emoción que no nos deja ser complamentamente sinceros, a no ser que ya seamos sabios y armónicos, y entonces aceptemos a los demás por igual.
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