Cuando lo más importante es conseguir lo deseado se nos presentan diversas opciones:
*Aumentar nuestra fuerza y nuestra capacidad.
*Pedir ayuda o formar parte de un grupo.
*Provocar la compasión de los demás.
*Adaptarnos a nuestras limitaciones y no pretender conseguir más de lo que nos resulta posible.
Todas y cada una de éstas opciones, en mayor o menor medida, producen esperanzas e ilusiones, y con ellas vienen las frustraciones, las decepciones, la dependencia de los demás, la reducción de nuestras posibilidades, de nuestra libertad y de nuestra sabiduría.
Sin embargo, la vía de aceptar y de armonizar no es una cuestión ni de fuerza, ni de capacidades, sino de las cualidades de la inocencia espontánea.
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