Observando las actitudes y los comportamientos humanos, se podría deducir que dentro de cada persona coexisten, en proporciones variables, cuatro grandes impulsos y cuatro grandes visiones.
Impulsos
*El de supervivencia.
*El de conseguir deseos no necesarios para la supervivencia.
*El de desarrollar los potenciales naturales.
*El de armonizar, el de fundirse con el Universo y guiarse por la conciencia.
Éstos impulsos coexistirían en tensión, en pugna, aunque en cada persona uno de ellos sería el dominante. Por otra parte, las personas con unos mismos impulsos dominantes tenderían a formar grupos de afinidad, y las personas con impulsos dominantes diferentes tenderían a rivalizar, a luchar entre ellas.
Visiones
*Las de tipo mágico.
*Las de tipo religioso.
*Las de tipo racional y filosófico.
*Las de tipo espiritual.
Éstas visiones coexistirían en tensión, en pugna, más o menos consciente, dentro de cada persona, aunque en cada persona una sería la dominante. Por otra parte, las personas con las mismas visiones dominantes tenderían a formar grupos de afinidad, y las personas con visiones dominantes diferentes tenderían a rivalizar, a luchar entre ellas.
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Los impulsos y las visiones mantienen unas relaciones muy variadas, y no queda claro que cada impulso se identifique con una visión concreta, pues las personas pueden optar, en mayor o menor medida, por diferentes visiones a la hora de desarrollar sus diferentes impulsos.
En cada época y en cada lugar, éstos impulsos y éstas visiones, han tenido, y siguen teniendo, importancias diferentes, pero siempre han estado y siguen estando en pugna. Y cada persona y cada grupo de afines, siguen considerando que sus impulsos y sus visiones son los únicos naturales, los únicos buenos, los superiores, y siguen luchando para que se impongan como dominantes en los individuos y en la sociedad.
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