Lo complejo nos resulta bello.
Lo sencillo nos resulta insignificante.
Y así no vemos la realidad de las cosas.
Lo complejo es la herramienta más eficaz para conseguir lo deseado, y es considerado por la sociedad como el motor de eso a lo que llama progreso humano. Sin embargo, lo complejo alimenta ilusiones y creencias, crea conflictos y problemas, causa destrucciones y perturba el equilibrio interior de las personas.
Lo sencillo consigue pocos deseos, pero crea pocos conflictos y pocos problemas, es fuente de libertad interior y de sabiduría, y sobre ello se asientan todos los caminos espirituales.
Hasta ahora, todas las sociedades han sido cada vez más complejas, y hasta ahora ninguna ha reducido gustosamente su complejidad. ¿Mañana aumentará o disminuirá la complejidad?
A medida que aumenta la toma de conciencia sobre todos los aspectos de la complejidad, lo sencillo aparece como alternativa. Sin embargo, en éstos momentos lo sencillo es débil. ¿Será o no será más fuerte mañana?
Dejo al lector que se haga a sí mismo la siguiente pregunta:
¿Cuáles son sus relaciones con lo complejo y con lo sencillo?
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