Ambos tienen alas
y las usan para volar.
Pequeño y grande,
arriba y abajo,
en el suelo y en el cielo,
pero ambos nos hacen sentir,
y nos hacen pensar.
Y también son diferentes,
porque son diferentes
las miradas de aquellos que los ven.
La montaña es la misma,
pero las perspectivas y las miradas
dependen del punto del camino
en el que está aquel que mira.
El mundo es común para todos,
cada cual es como es,
y todos somos partes
complementarias del mismo flujo.
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