Gracias a su habilidad para hacer equilibrios, el pajarillo sobrevive y vuela libre.
El Hombre prefiere el dominio al equilibrio, y así se ha convertido en la especie dominante del Planeta. Pero éste dominio que siguen sin dejarle satisfecho y eso no le quita las ganas de dominar, y así aumenta su capacidad destructiva hasta empezar a poner en peligro su propia supervivencia.
En el pasado, la supervivencia humana dependía, en primer lugar, de las capacidades para obtener los recursos necesarios de la Naturaleza. En la actualidad, la supervivencia humana depende cada vez más del equilibrio medioambiental y ecológico.
La supervivencia humana, también ha dependido y depende, de las relaciones sociales. Éstas relaciones siempre se han basado en diferentes equilibrios de poder. Sin embargo, esos equilibrios nunca han sido estables, y además se han basado en artificios y en complejidades, todo lo cual ha contribuido siempre a perturbar el equilibrio interior de los individuos.
Así, unos individuos más o menos desequilibrados, tienen que hacer frente a los problemas medioambientales y a los problemas y conflictos sociales. Éste es el marco en el que el individuo se encuentra a la hora de desarrollar su espiritualidad, su mundo amoroso, y a la hora de conseguir sus satisfacciones.
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