Siempre hay incapacidades que están presentes en nosotros y se hacen patentes en las siguientes situaciones:
*A la hora de conseguir lo que necesitamos y lo que deseamos.
*A la hora de afrontar las adversidades.
*A la hora de amar, de comprender, de soportar, de tolerar a los demás.
*A la hora de hacer lo que creemos que es bueno o sabio.
*A la hora de aumentar nuestras capacidades.
*A la hora de aceptar nuestras incapacidades y de vivir con ellas.
*A la hora de comprender todo lo relacionado con nuestras incapacidades.
Ante nuestras incapacidades a veces pedimos ayuda. Unas veces nadie puede ayudarnos. Otras veces quienes nos ayudan nos cobran un precio o nos sentimos deudores con ellos. Además, cuando nos basamos en la ayuda recibida reducimos nuestras posibilidades de aumentar nuestras capacidades.
Mientras lo que somos y lo que tenemos no nos resulte suficiente, siempre se harán patentes en nosotros unas incapacidades. Somos caminantes que van de incapacidad en incapacidad hacia un horizonte al que seguramente no seremos capaces de llegar, pero cuando se trata del horizonte creado por nuestra conciencia, es un horizonte que tiene la capacidad para impulsar y para orientar nuestra vida por los caminos de las posibilidades reales de alcanzar lo necesario y que lo necesario nos resulte suficiente.
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