viernes, 17 de diciembre de 2021

EGO Y DUALISMO

 


  La visión que nuestro ego tiene de las cosas es dualista, jerárquica y moralista. Así, para nuestro ego las cosas son blancas y negras, superiores e inferiores, buenas y malas. A veces se intenta relativizar esta visión pero en realidad el ego no puede relativizar y lo único que se consigue es reducir un poco la diferencia, la tensión, el conflicto entre los dos polos en los que el ego ve las cosas. Quien consigue cierta relatividad, o quien cree que la ha conseguido, tiende a verse como más sabio y moralmente superior a los que no la han conseguido, lo cual nos muestra una de las muchas astucias de nuestro ego para seguir siendo quien dirija nuestra vida. 


   Quienes seguimos un camino espiritual, aunque sabemos que la realidad no es dualista, pocas veces vemos la unidad de las cosas, ya que en la mayoría de las situaciones seguimos dominados por nuestro ego. Veamos el siguiente ejemplo: 


   Es un  hecho que quienes seguimos un camino espiritual somos una minoría. Ante este hecho una de las cosas que se nos ocurre es buscar culpables de que no haya más gente que oriente su vida hacia la espiritualidad. Unas veces creemos que los culpables son los poderosos, pues ellos imponen las normas sociales y creemos que a ellos no les interesa que la gente sea espiritual. Otras veces culpamos a la gente de dejarse convencer por los poderosos o de despreciar la espiritualidad y dejarse arrastrar por sus deseos de cosas no espirituales. Otras veces culpamos a la gente de tener creencias a las que consideramos erróneas y por lo tanto inferiores a nuestra visión de las cosas. Culpar a los demás de falta de espiritualidad, o de no seguir nuestro camino espiritual concreto,  implica que consideramos que nuestra espiritualidad es superior a sus creencias. No podemos aceptar nuestra incapacidad para conseguir que más gente oriente su vida hacia la espiritualidad o hacia nuestra visión particular de la espiritualidad. Sin embargo, no es nuestra incapacidad la que no consigue que más gente siga nuestro camino espiritual, pues nadie tiene el poder para conseguir esto, ya que los demás cambian cuando ellos quieren y al ritmo que pueden. 


   Si a nuestro ego no le es posible evitar tener esta visión de las cosas, estaremos de acuerdo en que para avanzar en nuestro camino espiritual tenemos la necesidad de ir apagando nuestro ego. No voy a decir como apagarlo, pues los grandes sabios ya no han dicho todo lo que es posible decir al respecto. Sólo quiero decir que seamos conscientes de que tenemos un ego, que nuestro ego es así porque no puede ser de otra manera, y que seamos humildes y aceptemos que nuestro ego no es diferente. 

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