Hay personas a las que se les premia por su arrogancia y por su vanidad, mientras que a otras se les castiga por ello.
Nuestra humildad puede recibir desprecios y premios, lo cual puede llevarnos a someternos a la opinión de los demás, o a utilizarla como estrategia para conseguir cosas de ellos.
Cuando por nuestra humildad no esperamos nada de los demás, cuando la cultivamos en plena libertad, nos evita los conflictos y reduce la energía de nuestro ego. Es la humildad que nos lleva a la sencillez y a la serenidad, y de ésta manera nos encamina hacia la sabiduría, hacia la aceptación, hacia la liberación y hacia la armonía.
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