En la actualidad y en cualquier sociedad, cualquier ciudadano podría tener lo necesario. Sin embargo, lo necesario presenta dos problemas: Que cada vez es más lo que se considera necesario. Y que a la mayoría no le resulta suficiente.
En ésta situación, ninguna sociedad está en condiciones de que todos sus miembros puedan conseguir todo lo deseado, y más cuando los deseos y las creencias son tan diferentes. Además, junto a cada deseo nacen sus correspondientes conceptos de la justicia y de los derechos. Y con todos éstos ingredientes surgen los diferentes conflictos, tanto en el seno de cada sociedad, como entre diversos territorios y entre diversos países.
Pero todas las sociedades, y la gran mayoría de las personas, dominadas por la creencia de que lo más importante es conseguir lo deseado, ni ven ésta dinámica ni pueden aceptarla, y así surgen la creencia dominante de que los conflictos se deben a las ambiciones desmedidas, a los egoísmos de los malvados, a las injusticias, a las violaciones de los derechos, a los abusos, en suma, a las inmoralidades, y así surgen los diferentes conceptos sobre los buenos y los malos, los culpables y los inocentes, los verdugos y las víctimas, los opresores y los oprimidos, y sobre éstos conceptos surgen, tanto las disputas entre diferentes creencias, como los pensamientos y los movimientos pacifistas.
Por otra parte, los conflictos, al reducir o al impedir, la colaboración entre las personas, las organizaciones, los territorios y los países, y al producir daños, impiden que mucha gente pueda tener lo necesario y sólo algunos consigan lo deseado. Y así se cierra la trampa, y así todos quedamos presos y víctimas de sus consecuencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario