Siempre estamos sometidos a alguna tensión, a las que a veces llamamos contradicciones.
Las tensiones nos impulsan a seguir caminando, a cada uno hacia su horizonte particular, a todos, consciente o inconscientemente, hacia la fusión con el Universo, con el Tao.
La energía del impulso también nos va elevando el nivel de conciencia, nos va cambiando interiormente, nos va haciendo evolucionar espiritualmente.
Las tensiones nos agitan, y a veces nos causan dolor. Así, frente a ésto, hay quienes buscan la paz satisfactoria de la serenidad. Sin embargo, la serenidad no llega hasta que no se comprende y aceptan las causas de las tensiones, y hasta que vemos y aceptamos como igualmente necesarios y complementarios, a los polos a los que consideramos como opuestos.
La serenidad es la base natural de la libertad, de la sabiduría, de la armonía.
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