En la gran mayoría de las personas, es más fuerte la tendencia a dominar que la tendencia a cambiar, y a la hora de orientar sus propias vidas es más fuerte la tendencia a conservar que la tendencia a innovar. Sin embargo, existen muchos aspectos que nos impulsan a cambiar:
*Los cambios producidos en nuestro cuerpo y en lo que nos rodea.
*La existencia de una gran variedad de personas, y los cambios que se producen en ellas.
*Ser conscientes de nuestras ignorancias y de nuestros errores.
*Un aumento en la profundidad de nuestras comprensiones.
Pero...
¿Qué es lo que tenemos que cambiar?
¿Hacia dónde dirigir nuestros cambios?
Solemos creer que para cambiar necesitamos inteligencia, estrategias y fuerza de voluntad, pero los cambios que así conseguimos son sólo superficiales, y están orientados a dominarnos a nosotros mismos o a los demás.
Para que los cambios sean flexibles, profundos y permanentes, necesitamos intuiciones, energías, y sobre todo, necesitamos comprender a fondo nuestras propias resistencias.
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