Cuando necesitamos algo, cuando esperamos algo, o cuando tememos algo, a veces recurrimos a uno de de ellos, o bien a ambos.
Cuando pedimos su ayuda no sabemos distinguirlos, pero les juzgamos por los resultados que obtenemos con ella, y al hacerlo, nosotros no nos responsabilizamos, y así, disminuimos nuestras capacidades, nuestra libertad y nuestra sabiduría.
Al héroe le admiramos por sus altos poderes y capacidades, le premiamos por sus virtudes, le amamos cuando nos ayuda, y en mayor o menor grado, nos sometemos a su poder o seguimos sus creencias.
A diferencia de héroe, el verdadero sabio se limita a mostrarnos nuestra verdadera naturaleza, y no pide ni espera nada a cambio. Aunque con frecuencia le tratamos como a un héroe.
También tenemos el recurso a la conciencia, y tenemos otras capacidades, entre ellas las de sacar nuestras propias conclusiones y andar nuestras propias sendas.
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