Somos células del organismo que es la Tierra. Somos actores del teatro que es la sociedad. Como células y como actores que somos influimos y somos influidos, y contribuimos al devenir de los acontecimientos, a las dinámicas, a los procesos. Sin embargo, tenemos poca conciencia de todo ésto, pues vivimos ensimismados en conseguir nuestros deseos y en solucionar nuestros problemas.
Éste ensimismamiento no nos permite comprender las causas de nuestros deseos, ni de nuestros problemas, ni de nuestros pensamientos y sentimientos. Y así, en vez de comprender tenemos creencias, y buscamos culpables, justificaciones, derechos, merecimientos, y nuestra inteligencia elabora estrategias.
Centrarnos en nuestro mundo interior puede parecer otro ensimismamiento, sin embargo, en nuestro mundo interior se refleja fielmente el mundo que nos rodea y del que formamos parte.
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