Para nuestra supervivencia, necesitamos a la sociedad.
A los demás les necesitamos para nuestro equilibrio afectivo y psicológico.
Para nuestro camino espiritual necesitamos combinar, sin dominar ni forzar, las presiones a las que nos somete la sociedad, con nuestra soledad, nuestra libertad, y la fidelidad a nosotros mismos.
Si la combinación no es sencilla e intuiva,
es complejidad y artificio.
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