En la cima de un cerro,
o a ras del suelo,
vive la soledad
en libertad clara y sencilla.
El tiempo pasa, y ella,
flexible soporta y se adapta,
y serena, sigue fiel a sí misma.
Quien la busca,
siempre la encuentra
alegre y bien dispuesta,
y se basta
con su compañía sabia.
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