El centro de nuestra rueda
y el centro de nuestro mundo,
con ellos y hacia ellos nos llevan.
A los rígidos: rodando como los cantos,
a los creyentes: por atajos falsos,
a los flexibles: por sus propios pasos,
a todos: con los pies descalzos,
a nadie: sin flores, sin soles, sin prados...
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