-Maestro, sobre la libertad en sociedad se han dicho muchísimas cosas, hay maneras diferentes de entenderla, y en torno a ella se han producido muchos conflictos, muchas luchas, derrotas, victorias, y yo veo en todo esto muchas complejidades y muchas actitudes contradictorias. Además, pese a que el Hombre tiene una gran capacidad para pensar y para decir cosas sobre la libertad, tiene mucha menos capacidad para comprender todo lo que se dice, y pese a las victorias que se han conseguido en nombre de la libertad, el Hombre está lejos de ser libre. ¿No hay maneras sencillas para ser libre? -Dijo un discípulo.
-Cuando en tu soledad sientes que necesitas nada, esa es la libertad que puedes alcanzar. Cuando en tu soledad sientes que necesitas algo, esos son los límites a tu libertad. Así de sencillo. -Dijo el Maestro.
-Pero no necesitar nada cuando se está en soledad es algo que sólo se consigue algunas veces y durante cortos períodos de tiempo. Na necesitar nada en nuestra soledad es algo muy difícil.
-Objetó el discípulo.
-Querer que las cosas sean fáciles y que además resulten gratis o poco costosas, es lo que lleva al Hombre a los conflictos, a las luchas, a las complejidades, a los artificios y a las contradicciones de las que hablablas. No es una cuestión de fácil o de difícil, sino de comprensión.
-Dijo el Maestro.
-Pero la comprensión requiere serenidad y tiempo.
-Objetó de nuevo el discípulo.
-Así es, y la serenidad sólo se consigue cuando lo sencillo nos resulta suficiente, y en cuanto al tiempo, dejemos que vaya diciendo su silenciosa palabra. -Dijo el Maestro y guardó silencio.
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