En su tronco retorcido
muestra las señales de lo vivido,
de las fidelidades a sí mismo,
de los frutos producidos,
del trabajo de los campesinos.
Los hombres, somos lo que nacimos,
somos lo pensado y lo sentido,
somos los anhelos y lo conseguido,
somos miradas y pies en un camino.
Hermano olivo. ¡Cuánto compartimos!
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