Se encuentra lo que se busca.
-¿Qué opinas de ésto, Maestro? -Preguntó un discípulo.
-Estoy de acuerdo, lo que ocurre es que a la mayoría de las personas muchas veces lo que encuentran no les resulta suficiente. -Contestó el Maestro.
-Por todo lo que se busca y por todo lo que se encuentra, se paga un precio. -Dijo el mismo discípulo.
-A quien lo encontrado le resulta suficiente, esa suficiencia le permite recuperar con creces el precio pagado. A quien lo encontrado NO le resulta suficiente, el precio pagado le parece siempre muy alto y por ello le resulta doloroso. -Contestó el Maestro.
-Además de lo buscado siempre encontramos más cosas. ¿Qué hacer con esto? -Preguntó el mismo discípulo.
-Lo ideal sería que hiciéramos lo que nuestra conciencia nos muestra, pero lo que hacemos es el resultado de la pugna entre la conciencia y el ego, un ego que tiene razones para sus deseos, un ego que tiene argumentos para sus emociones, un ego que tiene creencias. -Contestó el Maestro.
-¿Y qué ocurre con aquel que no busca? -Preguntó el mismo discípulo.
-Aunque no busque, vive y camina, y a cada paso se encuentra con algo, y a ese algo se adapta de forma flexible, y por eso lo encontrado le resulta suficiente. -Contestó el Maestro y guardó silencio.
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