En la piscina, pensada por el Hombre para el verano, un día de invierno, el ave observa.
Cada artificio creado por el Hombre tiene al menos dos usos opuestos.
Cada uso tiene al menos dos consecuencias opuestas.
La cuestión no consiste en como conseguir lo satisfactorio y lo bueno, y en como evitar lo doloroso y lo malo, sino en si la acción humana puede, o no puede, conseguir que sean complementarios o que se compensen, éstos usos y éstas consecuencias.
Siempre llega un momento en el que todo acaba equilibrándose y regulándose por sí solo, pero pocas veces ese equilibrio y esa regulación son aceptados por los seres humanos, y por ello se crean artificios que siempre tienen al menos dos usos opuestos, y cada uso tiene al menos dos consecuencias opuestas.
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