Para conocer lo externo a nosotros, lo miramos de frente.
Comprender nuestro mundo interior requiere que le demos la espalda al mundo exterior, y eso requiere soledad, serenidad, y valorar la libertad y la sabiduría.
Sin embargo, a medida que vamos viviendo y vamos conociendo, nos encontramos con que la realidad del mundo externo y de las personas no nos resulta suficiente, y en mayor o menor medida, orientamos cada vez más nuestra mirada hacia nuestro mundo interior en busca de aquello que no encontramos en el mundo externo y en las personas, pero mientras encontremos satisfacciones en el mundo externo y en las personas, seguiremos sin profundizar en nuestro mundo interior. Para que la comprensión de nuestro mundo interior sea profunda necesitamos irnos liberando de deseos de cosas externas, y de dependencias respecto a los demás.
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