No sabemos si éste ciclista tiene argumentos o no los tiene, y si los tiene no sabemos cuales son.
Sólo sabemos que usa la bicicleta como un medio
para conseguir algo que tampoco sabemos.
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Cuando en nosotros surge un deseo se nos presentan varias opciones:
*Si tras ver las dificultades optamos por no conseguirlo, siempre encontramos argumentos para ello. Nuestro ego y nuestra inteligencia tienen bien desarrolladas éstas habilidades.
*Si optamos por conseguir lo deseado y conseguimos el éxito, o si las consecuencias son placenteras y consideradas como buenas, siempre encontramos argumentos para atribuirnos el mérito. Nuestro ego y nuestra inteligencia tienen bien desarrolladas éstas habilidades.
Si fracasamos, o si las consecuencias son dolorosas o consideradas como malas, siempre encontramos argumentos para justificarnos, y siempre buscamos y hallamos culpables y argumentos para acusarles. Nuestro ego y nuestra inteligencia tienen bien desarrolladas éstas habilidades.
Quien orienta su vida en base a una mezcla de deseos y de creencias, siempre halla argumentos para justificar sus deseos, y para sostener y defender sus creencias. Nuestro ego y nuestra inteligencia tienen bien desarrolladas éstas habilidades.
Quien ante el surgimiento de un deseo, o ante la presencia de una creencia, se deja llevar por la intuición, o por la conciencia, lo que hace siempre es natural y espontáneo, y por ello, ni necesita ni busca argumentos.
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