La Naturaleza y la Tierra son una parte del Universo, y éstan formadas por la misma materia y energía que el Universo y se rigen por las mismas leyes que Éste. A la Naturaleza y a la Tierra se las puede ver como un conjunto formado por nuestro planeta y por su atmósfera, y por los fenómenos naturales que en él se producen, así como por la existencia de la vida.
El Hombre mantiene relaciones contradictorias con éste conjunto, las cuales mucha veces le producen daños y desequilibrios al conjunto y al propio Hombre. Así, por un lado es donde vive el Hombre y de donde obtiene todo lo que necesita para su supervivencia y para sus otros deseos y para muchos de sus placeres. Pero por otro lado, la Naturaleza y la Tierra le ponen límites a sus deseos y acaban por causarle la muerte. Ésto se refleja en las creencias, y así vemos a la cara "buena" a la que llamamos Madre Tierra, y vemos también que es el lugar en el que habitan las fuerzas y los seres maléficos.
Muchas creencias asocian al Cielo con el mundo del espíritu, y a la Tierra con el mundo de la materia. Ésta asociación hace que muchos vean como al espíritu como lo superior y lo bueno, y a la materia la vean como inferior y mala, pues éstos creyentes ven a la materia como un obstáculo para el mundo espiritual. Pero también están los que prefieren lo material a lo espiritual, y por lo tanto prefieren lo "terrenal" a lo "celestial", viendo a ésto último como un obstáculo para la consecución de sus objetivos.
Si el Cielo sirve para representar a la fuerza Yang, la Tierra sirve para representar a la fuerza Yin, y en ésta visión, éstas dos fuerzas no son opuestas, sino igualmente necesarias y, por lo tanto, complementarias.
Lao Tse nos dice:
"El hombre sigue a la tierra.
La tierra sigue al universo.
El universo sigue al Tao.
El Tao se sigue a sí mismo."
(Tao Te King. Cap. 25)
A pesar de ésta visión aparentemente jerárquica, Lao Tse nos dice continuamente que busquemos la armonía con la Naturaleza y con la Tierra, pues armonizar con ellas es armonizar con el Universo y con el Tao, mostrándonos así su visión de que la realidad del Universo es Una, y que por lo tanto no es dualista.
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