Existen muchas visiones sobre lo oculto, pero existe la visión común de considerar que lo oculto es más rico, y sobre todo, mucho más variado que aquello que vemos a simple vista.
Sobre lo oculto existen muchas creencias, y cada creencias ejerce muchas y diferentes influencias sobre la vida de cada persona. Las creencias y las influencias, nos muestran muchos aspectos del nivel de conciencia de cada persona.
El creyente de cualquier mundo de lo oculto, o de cualquiera de sus aspectos, se empeña en demostrar la realidad y la bondad de sus creencias, y para ello recurre a indicios, a argumentos y a lo que él llama pruebas. Y con todo ésto se afirma, se defiende y ataca a los que tienen creencias diferentes y a los escépticos.
El escéptico de cualquier mundo de lo oculto, de cualquiera de sus aspectos, también se empeña en demostrar la verdad y la bondad de su escepticismo, y para ello recurre a los mismos medios y muestra las mismas actitudes que el creyente.
Frente a todas éstas complejidades del ego, de las emociones y de la mente, está la sencillez de entender que lo que vemos a simple vista está compuesto por la misma esencia, por la misma materia y energía que lo oculto, que se guía por sus mismas leyes, y que lo más importante no es conocer más ni demostrar nada, sino aceptar lo que llegamos a percibir. De ésta manera, lo oculto, aunque mantiene su fuerza, pierde sus halos y sus velos de misterio, y así nos liberamos de las creencias y de las influencias de éstas.
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